






Hoy en día la fotografía es más que nunca inmediatez, haces la foto y la ves, y haces otra más y otra, y las que sean necesarias. Con tu cámara réflex, compacta o con el móvil, da lo mismo. Al final del día tienes infinidad de fotos, que ves en el ordenador, subes a las redes y... te olvidas de ellas. Todo en un instante. No cuesta apretar el disparador, no cuesta borrar y volver a disparar. Pero hay otra forma de fotografiar. Empieza por elegir una cámara, el formato, no todas son iguales ni valen para lo mismo. Después, la película, hay mucho donde elegir. Y cada vez que expones un carrete es como si cambiaras el "sensor" de tu cámara. Color o ByN, sensibilidad, más o menos grano. Pero ahí no acaba, ahora toca hacer las fotos, y sólo tienes 36, así que hay que pensar para no desperdiciar negativo. Te tomas tu tiempo para encuadrar, medir la luz, y asi, con tranquilidad, vas pasando los fotogramas y disfrutando en cada click hasta terminar tu carrete. Y ahora viene lo bueno. Tienes una imágenes latentes, que están, pero que no puedes ver aún, y que verás cuando las reveles. Has disfrutado haciendo las fotos y ahora toca disfrutar del procesado y también viendo cómo tienes ya un negativo de película con unas fotos esperando a que hagas algo con ellas para verlas. Escanear y archivar o para internet, y positivar si te gusta llegar hasta el final.